La otra cara del tenis
Hasier Pastor, a la izquierda, Andoni Vivanco, en el medio, e Iñigo Santos, a la derecha, posan con sus herramientas de trabajo. (Juan Lazkano)Los bilbainos Vivanco, Santos y Pastor narran cómo es su vida ligada a la raqueta.
Son jóvenes, bilbainos e irradian calidad. La cuarta edición del Máster Tenis de Bilbao les dio la oportunidad de lucir sus cualidades ante un público compatriota y, aunque los tres perecieron en el intento de llegar a la fase final, cumplieron con el objetivo marcado: disfrutar de un deporte que aspiran convertir en profesión. Así, con el descaro de las nuevas generaciones pero con la vergüenza de quienes no están acostumbrados a tantas atenciones, Andoni Vivanco, Iñigo Santos y Hasier Pastor dan sus primeros pasos oficiales en el arduo camino del tenis profesional, una aventura que solo los valientes son capaces de comenzar y que muy pocos finalizan con éxito.
Fue el centro getxotarra de Fadura el escenario de sus primeros peloteos aunque sus caminos se separaron a la temprana edad de los 13 años, cuando Vivanco optó por emigrar a Barcelona en busca de un futuro prometedor: "Marché porque aquí no es fácil hacerse un hueco, hay mucho tenis de iniciación pero a la hora de competir no somos muchos", explica el joven de 21 años. Porque el mundo de la raqueta es tan competitivo que para besar el éxito primero hay que curtirse en mil batallas, y aunque estos tres jóvenes parten desde la retaguardia, ya ven desde lejos el fragor del éxito. Así, este trío bilbaino no se pone techo en su progresión y su propósito no alcanza más límite que el de convertirse en peones de la raqueta: "Para qué vamos a tener techo, llegas hasta donde llegas", dice Santos. Un optimismo que Pastor frena con una dosis de realidad: "Es un mundo competitivo, hay mucha gente y mucho nivel por lo que es muy difícil meterse y llegar".
Quizá por ello, los tres compaginaron su aprendizaje deportivo con sus estudios e incluso Santos decidió equilibrar su inicio en las competiciones absolutas con la vida universitaria. Una Ingeniería de Caminos tiene prioridad en sus quehaceres y, aunque casi no pisa la universidad, suspira de agotamiento cada vez que le recuerdan los exámenes: "Es difícil compaginar ambas cosas sobre todo en época de los finales. En febrero y junio no puedo competir porque esos dos meses están reservados para estudiar", explica. Vivanco, en cambio, lo apuesta todo por la raqueta, sin faroles, en una mano incierta. Una valentía que le llevó hasta Barcelona convirtiéndole en el ejemplo perfecto del sacrificio que supone el tenis: "Yo renuncié a una vida en Bilbao y cuando vengo a casa no tengo cuadrilla porque todo lo tengo en Barcelona, los amigos, la novia... Aquí tengo la familia pero tampoco tengo muchas cosas que hacer", se sincera.
Aún así, a pesar de los sacrificios que este deporte implica, "no nos arrepentimos porque es una experiencia que te ayuda a aprender muchas cosas de la vida", afirma Pastor. Y es que, a pesar de su juventud, los tres pueden presumir de una madurez cultivada por los continuos viajes y los enfrentamientos con tenistas que casi podrían doblarles la edad. Duelos que les otorgan una gran confianza en sí mismos y endurecen su autoestima porque, tal y como explica Vivanco: "El tenis eres tú, dependes de ti mismo. Te estas gastando un dineral para jugar fuera y aunque un día tengas dolor de tripa, tienes que jugar igual. En ese sentido el tenis te hace mas fuerte".
ESPEJO DONDE MIRARSE Esta nueva generación de tenistas toman como ejemplo a los ganadores de la Davis, algunos de los cuales deleitarán en la fase final del Máster Tenis. Una oportunidad para fijarse en ellos y aprender, como aprecia Vivanco, "no solo de tenis, sino de cómo lo dan todo cada día".
Fuente: Deia.com










